En el establecimiento La Posta, en General La Madrid, Tiburcio Imaz produce 1.500 kilos de carne por hectárea. Eficiencia en el manejo del rodeo y de las pasturas.
La ganadería en el sudoeste bonaerense no le escapó a la crisis que sufrió la actividad en el país en los últimos años por las políticas adversas y el boom de la soja. En esta región se perdieron más de 2 millones de cabezas. Con campos de sobra para producir carne, ahora la región tiene mejores perspectivas para apostar a la actividad.
Así lo está confirmando Tiburcio Imaz, un productor de General La Madrid, Buenos Aires, quien junto a su esposa Encarnación, comenzaron a poblar los lotes nuevamente con hacienda capitalizada. Hoy ya cuenta con 917 animales en el establecimiento llamado “La Posta”, un establecimiento de recría de 113 hectáreas ganaderas, lugar que recorrió Clarín Rural.
La clave de Imaz es la gran cantidad de animales por hectárea. Tiene casi 10 animales . Así, la producción de carne que prevé en este año es de 1.500 kilos por hectárea mientras que el promedio de la localidad es de 100 kilos por hectárea.
¿Cómo lo hace? Apostando de lleno a la producción de pasturas agregando toda la tecnología disponible y un buen manejo de las mismas y del rodeo. “Producimos en un campo promedio de la zona. La única ventaja es que no tiene entrada de agua”, indicó.
Pero antes de llegar a estos logros, Imaz tuvo que ir sorteando diferentes obstáculos desde 1997, el año que compró el campo.“Con un crédito pude comprarlo. Pero quedé descapitalizado. Al principio, arrendaba parte del mismo para obtener dinero. Luego, fui haciendo de a poco las parcelas y las pasturas. Y la cantidad de hacienda que ingresaba era muy variable. Siempre dependía de un tercero”, relató Imaz.
En un primer momento invirtió en infraestructura: mangas, corrales, aguadas, plazoletas, Pero ahora trabaja con una parte de la hacienda que pertenece al Club del Inversor Ganadero, que es una alternativa de inversión para los ahorristas, que van 50%-50% con las ganancias obtenidas. “Le da estabilidad al negocio saber que contamos con este respaldo”, destacó Imaz. Sin embargo, la idea del productor es capitalizarse con sus propios animales.
Ya con el negocio más estable, afinó aun más el manejo del rodeo, de la sanidad y de las pasturas, que son las claves para el éxito de este establecimiento.
En “La Posta” trabajan con hacienda de recría que comienza a llegar entre el 20 de abril y el 15 de mayo con un peso de entre 160 a 180 kilos por animal, dependiendo de la categoría. En el campo ahora hay vaquillonas, que se le dio servicio en el campo y van asalir preñadas en marzo, y novillitos, para comercializarlos como gordos. “Los animales se ubican en lotes homogéneos de no más de 150 cabezas y se manejan de forma rotativa en parcelas de 40 por 40 metros y de 40 por 20 metros, dependiendo la oferta forrajera y época del año”, detalló.
En este sentido, realizan entre 4 a 6 cambios de parcela por día. Luego, la hacienda duerme aquí para que la bosta se incorpore al suelo y sirva como fertilizante.
Y la otra pata fundamental para la alta producción de carne es el manejo de las pasturas. En este establecimiento predominan la alfalfa y la festuca, que se siembran con alta tecnología.
En primer lugar, se limpía el lote para que no haya cascotes ni malezas. “Todo lote que va a pasturas tiene al menos 3 años de limpieza con cultivos como maíz o trigo/cebada”, manifestó.
En paralelo, implantan semillas de alta performance y se le agregan 300 kilos de fósforo. “Es lo que va a necesitar la alfalfa en los 7 años de produccón. Como el fósforo no tiene movilidad. La planta va tomando a medida que necesita”, explicó agregando que el nivel de los suelos de este campo es de 5 ppm (partes por millón).
Ambas pasturas se siembran en el mismo lote, lo que lo ayuda a “ganarle la pelea” a las malezas, sobre todo al gramón (Cynodon dactylon) que es la más amenzazante de esta zona. “La festuca hace sombra en invierno para que no crezcan y en verano, la alfalfa hace el mismo trabajo”, detalló.
Con este manejo y utilización de paquete tecnológico, Imaz subrayó, observando detenidamente las pasturas, que la inversión es alta “pero después los beneficios están a la vista”. El costo de implantación de las pasturas en este año fue de $10.688 por hectárea. “Como los productores hacen un maíz en Pergamino (zona núcleo), yo hago una pastura en La Madrid. Todo lo que hay disponible, se lo agrego”, comparó.
Asimismo, tiene como reserva rollos de pasturas y silos de maíz para el invierno o para cuando se produzca alguna anomalía, como la falta de agua o inundaciones. “Producir rollos y ubicarlos a lo largo del alambrado es más accesible ecónomicamente que usar porta rollos. Además, los animales comen arrodillados y se desperdicia menos”, consignó Imaz, quien junto a un empleado desarrollan todo el trabajo a campo.
Y los resultados son más que auspiciosos. Obtiene 1.500 kilos de carne por hectárea. “En 15 hectáreas hay 340 vaquillonas ganando entre 700 a 800 gramos. Y esto proyectado a un año da 3.000 kilos de carne por hectárea. Es un disparate”, enfatizó sacando pecho de su producción.
Y no solo se queda con lo que tiene. Si no que el campo tiene potencial para seguir creciendo. “Podría tener para recriar 1.200 terneros cuando tenga todo el campo con pasturas”.
“La Posta” es un ejemplo a seguir en la zona. Por eso, esta semana llegó un grupo de productores para conocerlo. Y tras la recorrida, ya en Carhué comenzarán a replicar este sistema de producción.
Publicado en Clarin Rural el 24 de Febrero de 2017