Sociólogo y empresario agropecuario especializado en Buenas Prácticas de Manejo del Ganado (BPM) y en Bienestar Animal, Marcos Giménez Zapiola comentó los puntos más importantes que se pueden mejorar en cuanto al buen trato de los animales y las buenas practicas para el manejo del rodeo. Y además el consultor y autor del libro “El buen trato del ganado”, aseguró que hay que empezar por corregir y cambiar sistemas y hábitos que pasan por alto el sufrimiento animal.
-¿Cómo estamos en la Argentina con el concepto del bienestar animal?
-Me referiré al bienestar animal en la cadena de ganados y carnes, que es donde trabajo desde hace 25 años. En mi opinión, estamos rezagados respecto del resto del mundo, lo que es más notable cuando miramos lo que se hace en Uruguay, Chile o Brasil. Estamos rezagados culturalmente, porque no hemos tomado nota del cambio que se ha iniciado en el mundo, y sobre todo, en los países con los que competimos y los países a los cuales les vendemos. Le mencionaré tres aspectos de ese cambio. Hace 25 años el veganismo era una corriente minoritaria y marginal, hoy ya no lo es. Hace 25 años el maltrato animal recién comenzaba a ser tenido en consideración (lo mismo que el impacto de la ganadería en el ecosistema). Y hace 25 años la trazabilidad era apenas una hipótesis.
Todo eso cambió en 1995, con la crisis de la BSE o enfermedad de la vaca loca y la aceptación del status de “libre de aftosa con vacunación”. Eso permitió la globalización de nuestras carnes (y las de Uruguay, Brasil y Paraguay) y junto con ella, la introducción de estándares como la trazabilidad, el bienestar animal y el cuidado del medio ambiente. Nosotros, por muchas razones que sería largo analizar, hemos avanzado por esos caminos solamente el mínimo indispensable para seguir en carrera, en tanto que nuestros competidores nos han sacado años, y en algunos casos, décadas, de ventaja. De otro modo, no se explicarían hechos terribles de maltrato animal sin sanción, como los que hemos observado el verano pasado a raíz de varias olas de calor (que no hay razón para no considerar eventos normales y previsibles) o pocas semanas atrás con las demoras de hasta 12 horas en la descarga de hacienda gorda, por usarse los camiones como sustitutos de los corrales de espera.
Las imágenes son del dominio público, y no han sido usadas para sancionar a nuestras carnes porque el mercado mundial de proteína animal está dominado por problemas más urgentes, derivados de la crisis china en la producción porcina, que han generado un desequilibrio monumental en la oferta de carnes.
-¿Cuáles son las reglas básicas del trato del ganado para tener bienestar animal?
-Siempre en mi opinión, el principio básico es erradicar, o al menos reducir, las causas de sufrimiento animal innecesario. Hay quienes plantean la eliminación total del sufrimiento, lo cual es un sofisma, porque incluso en la vida natural sin intervención humana existe una gran carga de sufrimiento en el mundo animal. Y si no, basta mirar algunos videos sobre el ataque de predadores a sus presas, que para mí, personalmente, son mucho más escalofriantes que la mayoría de las escenas típicas de maltrato animal que publican los enemigos de la producción de carnes.
Pienso que hay que empezar por corregir y cambiar sistemas y hábitos que pasan por alto el sufrimiento animal. En el caso de la producción ganadera, hay muchas cosas para mejorar que no sólo le van a dar una mejor vida a los animales sino que van a mejorar notablemente las condiciones de trabajo y los resultados de las empresas. Porque nadie se beneficia con el maltrato ni el sufrimiento animal. Al contrario, es un costo que carga toda la cadena de valor, y que en última instancia recae sobre el ganadero, y en particular, sobre el criador.
Para mí, si se mejoraran las prácticas de destete, de tratamientos pre-destete (marcación, castración y descornado), el manejo del ganado en los corrales, y el aparte, embarque y transporte, no sólo se mejoraría la “marca argentina” en el mundo sino que se reduciría un porcentaje de pérdidas invisibles por maltrato que a mi juicio alcanza los dos dígitos. A esto se debe agregar el cambio en el manejo en la etapa de faena, desde la recepción hasta la insensibilización, que causa pérdidas menores pero muy importantes porque son muy visibles.
No hace falta sacar una ley ni redactar un reglamento de centenares de artículos. Son cosas muy simples y de alto impacto, como los estándares que propuso Temple Grandin hace más de 20 años a la industria frigorífica norteamericana: los animales no deben resbalarse ni caerse, no deben emitir balidos ni mugidos, no deben ser picaneados más allá de lo indispensable, deben ser insensibilizados en un solo intento, y deben estar en coma cuando cuelgan de la noria. Son 5 cosas muy fáciles de ver y controlar que han cambiado el funcionamiento de los frigoríficos en los países avanzados en materia de bienestar animal.
-¿Cuáles son los errores que comúnmente se cometen en el manejo?
-Hay uno básico, que es “la madre de todos los errores”: trabajar “contra el animal”. Es el paradigma de manejo más difundido en todo el mundo, que se basa en la idea de que el vacuno nació para llevarnos la contra, o para resistirse a hacer todo lo que necesitamos que haga, desde arrearlo hasta ingresarlo al cajón de noqueo, pasando por entrar a la manga o subir al camión. Se cree que el vacuno nunca hará eso voluntariamente, y que hay que desplegar la mayor batería disponible de recursos para obligarlo a hacerlo.
El vacuno, bien manejado, hace voluntariamente casi todo lo que necesitamos que haga. Para eso hay que conocer su comportamiento y saber conducirlo. Hay que trabajar “con el animal”, aprovechando sus propios impulsos, que son bastante simples. Eso ahorra la violencia, el enorme esfuerzo humano, los accidentes, las pérdidas, el sufrimiento y el maltrato, y, más en general, la mala imagen que damos (porque yo también soy un ganadero), sobre todo en años recientes, donde la brutalidad en el trato con los animales se ha hecho inaceptable.
-¿Qué recomienda en buenas prácticas ganaderas y qué consejos daría para hacer de la ganadería una actividad sostenible?
-El bienestar animal no es un reglamento sino una forma de pensar los procesos de producción. No se trata de capacitar al trabajador para que él se ocupe del bienestar animal (aunque es el primer beneficiario, porque pasa a tener un trabajo mucho más aliviado), creo que hay que mejorar la calidad del trabajo y la calidad de los empleos. Hay que pasar del trabajo manual al trabajo mental, del uso de la fuerza bruta al uso de la cabeza y la tecnología (por ejemplo, con mejores instalaciones), del desprecio al respeto por los animales, de procesos de trabajo del siglo XIX a procesos de trabajo del siglo XXI. Es una tarea que no podemos descargar sobre las espaldas del operario sino que toda la empresa, empezando por la dirección, debe reordenarse para funcionar a la altura de los tiempos.
El bienestar animal no debe ser un casillero a tildar cuando llegan las auditorías, es otro paradigma de producción. Y eso, aquí, todavía no se entiende.
Publicado el 10/12/2019
En Clarin