La expectativa de aumento de precio de la carne está ligada a lo golpeada que ha quedado la oferta y los aumentos internacionales, que desde los mínimos del año pasado aumentó 40% en dólares por las pérdidas de ganado en pie en Estados Unidos, mientras los precios de la carne en Argentina sólo aumentaron 18% anual.
La oferta está siendo golpeada por las inundaciones y sobre todo por el Niño, que estará afectando a toda la región sudamericana los próximos dos años, lo que generará la pérdida de miles de cabezas como ya está ocurriendo en la Mesopotamia, donde se perdieron más de 100.000 cabezas por las inundaciones.
A esto se sumó que el kilo de ganado en pie de Liniers está fuertemente dolarizado, y si el dólar (actualmente con un atraso del 30%) comienza a moverse luego de las elecciones, es probable que el precio de la carne aumente a tasas anualizadas mayores al 40% durante 2018. Es ahí cuando surge la necesidad de cubrirse de este aumento direccionando al menos un salario promedio a empresas del sector. La premisa es tener cobertura de poder de compra ante un potencial shock de precios en un producto clásico de las familias argentinas como es la carne.
Un informe de Bull Market señala que dos empresas están directamente vinculadas a este shock, y ambas son fuertemente cuidadas por sus propietarios, haciendo cotizar una pequeña porción de su capital social en Bolsa. El hecho que sea escaso el circulante vuelve también un cuello de botella si ocurre el esperado shock de precios en la carne: hay pocas acciones y los dueños no están interesados en vender más por mercado.
La carne es en la canasta básica el producto que comparativamente menos ha subido ante las perspectivas de caída de la oferta y fuerte demanda que se espera para el próximo año. La carne es un sector que puede tener un desempeño similar a lo que los servicios tuvieron los dos últimos años, por lo tanto el asalaradiado debe estar preparado ante un shock en su poder de compra, que se puede compensar siendo socios de los propietarios de las empresas más favorecidas. Lo que se perderá en ingresos, se puede recuperar con los ahorros.
Hay dos empresas cotizando en Bolsa y ambas están vinculadas al crecimiento de la oferta del ganado en pie. Si se ordenan por su valuación, los ingresos que generan anualmente y el precio de mercado, la empresa más barata es Rosenbusch y la segunda Inversora Juramento. Son el equivalente a cualquier empresa de servicios pero del sector cárnico, por su dependencia de la inversión en el stock de capital, en el caso cárnico, las cabezas de ganado.
Rosenbusch se dedica a los insumos ganaderos, el cuidado de las vacas mediante la biotecnología de vacunas y medicamentos, una empresa directamente vinculadas con el incremento del stock ganadero, porque cada ternero necesita de fuertes dosis de inversión en cuidado de salud los primeros meses de vida.
Es el equivalente a una Tenaris de la industria petrolera; mientras que Inversora Juramento, dedicada a la cría y venta directa de carne, es el equivalente a YPF por lo integrada que está en la explotación. No tienen peligro de quiebra, generan ganancias trimestrales, no tienen deudas y están baratas ante un shock de precios de Liniers. El potencial de un ajuste de precios es igualable al shock de tarifas en gas, energía o transporte.