Hace 17 años creó una organización para impulsar la educación rural y hoy es un ejemplo para el país

Verónica Torassa preside Azul Solidario desde el 2005 para apoyar a los docentes y alumnos de escuelas rurales. Además, la organización diseñó proyectos para que las mujeres aprendan un oficio.

Adriana Bianchi tiene 50 años. Es docente rural y todos los días, desde hace 25 años, viaja 100 kilómetros -en su mayoría en caminos rurales- para dar clases a alumnos de primaria de la Escuela N° 65. Marcelo Blanco también es docente rural y desde que comenzó a trabajar en la Escuela N°16, en la misma localidad bonaerense, le puso su impronta: la refaccionó completamente y hasta realizó las instalaciones para que llegue Internet.

Estos son solo dos ejemplos de maestros de la localidad bonaerense de Azul de tantos que hay en el país que buscan impulsar la educación rural para generar arraigo y fortalece el sentimiento de pertenencia.

Pero para generar una identidad rural, y que haya más docentes como ellos, hay una organización que pone su granito de arena. Se trata de la asociación civil Azul Solidario, cuya misión es mejorar la calidad de la educación rural en las escuelas públicas rurales. Esta ONG hace 16 años impulsa el proyecto Promecer (Mejoremos la Calidad de la Educación Rural) junto a otras organizaciones que apoyan la iniciativa.

Es presidida por Verónica Torassa, quien llegó desde la ciudad a Azul hace 50 años, y que en el 2005 descubrió la “maravillosa realidad de la ruralidad”.

“Quiero reconocer la labor de los maestros rurales y darle visibilidad porque recorren gran cantidad de kilómetros para llegar a esas escuelas, aunque no son numerosas, la Provincia los mantiene y sostiene y es por eso que nosotros apoyamos tanto esta capacidad maravillosa de los docentes rurales”, remarcó con mucho énfasis Torassa en el marco del ciclo audiovisual que organizó Clarín Rural sobre el rol de la mujer rural y que es apoyado por Corteva Agriscience.

“Nuestro sueño es poder replicar este proyecto innovador en partidos vecinos de la región cuyas escuelas rurales, donde padecen la misma inequidad que sufrían las nuestras”, aseguró.

Entre otras cosas, Torassa, junto a su organización, logró que los estudiantes de escuelas rurales accedan a materias especiales como informática, música, deportes, arte y teatro. “Buscamos aportar lo que los chicos demandan. En el año 2009 quisieron aprender música y no era un contenido curricular. Entonces, las autoridades educativas aprobaron el proyecto de banda rural. Se comenzó con musicales, se hizo danza contemporánea, se hizo folklore, se hizo circo”, describió Torassa.

Y remarcó que también acompañan con donaciones de libros o de computadoras. “Ahora, por suerte, Provincia y Nación están dando herramientas tecnológicas pero nosotros estamos a disposición del acompañamiento”, dijo.

En paralelo, la organización pone mucho foco en las mujeres rurales porque “son quienes promueven la integración de la familia”. “Son de destacar porque tienen roles múltiples. Desde atender a los chicos, ayudarlos en los deberes como pueden, los llevan a la escuela. A veces vuelven, pero en la mayoría de las veces se quedan a esperar los chicos y ahí es cuando la descubrimos y resolvimos darles una posibilidad de que puedan aprender algo y que eso le significaba generar un ingreso», comentó.

En este sentido, remarcó que Azul Solidario promovió un proyecto que se llama Hilado del Azul para que las mujeres rurales aprendieran a hilar y a trabajar en telar. “Y todo eso significa ingreso económico”, reconoció. Ahora, contó Torassa, las invitaron a la primer feria que van a tener en la Sociedad Rural de General Alvear

Y el otro punto que hace foco la organización es en la salud. Coordinado por la Dirección de Zoonosis Rural, junto con el apoyo de la Sociedad Rural de Azul, visitan escuela por escuela para revisar a los alumnos.

Profesor y renovación

Marcelo Blanco es docente y director de la Escuela N° 16 Antártida Argentina, en el Paraje la Colorada, en la ciudad bonaerense de Azul.

Empezó a trabajar en esta escuela desde el 2020, unos días antes de la pandemia. El establecimiento educativo tiene todas las áreas curriculares y cuenta con una matrícula de 13 alumnos. Es plurianual, donde tanto alumnos de primero a sexto comporten la enseñanza.

Los alumnos llegan con un servicio de combi de transporte escolar que proporciona el Consejo Escolar a través de la Provincia de Buenos Aires. Cursan de 8 a 12 hs y alrededor de las 9 hs comparten un desayuno que proporciona también el Consejo Escolar.

Según su punto de vista, la principal dificultad son los caminos rurales. Acotó que en los días de lluvia, se complica bastante en la entrada de los campos. Además, reconoció que mejoró mucho el acceso a la tecnología, pero agregó que se deberían actualizar más seguido.

“Desde que ingresé, estoy luchando por conectar a esta escuela con el mundo y una de esas conexiones es básicamente tener internet y wi-fi adecuados.Tenemos internet satelital, pero es un internet que depende también de las inclemencias del tiempo y que puedan llegar o no la señal”, dijo.

 

Mi objetivo principal es que la escuela tenga en un futuro mayor comunicación con la comunidad, que los chicos tengan un poco más de salida y contactos con la comunidad, que conozcan otras partes del país.», proyectó. De hecho, adelantó que hay proyectos de viajes educativos y vamos a comenzar con una visita a Temaikén y a Luján.

A un  año de jubilarse

Adriana Bianchi tiene 50 años y hace 29 años que trabaja en docencia. Sus primeros pasos los dio en la zona urbana y hace 25 años que está en el ámbito rural. “Me encanta trabajar en el campo. Fui alumna de una escuela rural bueno y ahora docente de una escuela”, comentó.

Adriana es docente de Escuela N° 65, situada en la Estancia San Pedro, un lugar cedido por una familia, donde también funciona el jardín N° 9, En primaria cuentan con 3 alumnos y 5 en jardín. El horario es de 8 a 12 en época de verano y de 12 a 16 en épocas más frías. Además, una vez por semana se reúnen con otras escuelas en los denominados “circuitos rurales” para compartir actividades con otros alumnos.

La mayor dificultad es el acceso a la escuela por los caminos rurales. Diariamente tenemos 50 km para llegar y bueno 50 km”, coincidió.

Según narró, no hay un servicio de transporte por lo que la familia de los alumnos deben llevarlos.

“En estos 25 años me llevo un montón de hermosos recuerdos y experiencias. Han pasado diversidad de cosa. Pero lo que más se nota es el cambio que se ha dado en la educación a través de los años”, reflexionó..

Desafíos

Para Torassa, la principal dificultad es llegar a las escuelas que no tienen acceso directo. “Tenemos 11 escuelas que se accede por caminos de tierra y cuando llueve es imposible llegar. Este año tenemos un año de seca, entonces se puede llegar más fácil a la escuela», dijo.

Otra problemática que advirtió la referente es la tecnológica, que según aclaró, de a poco está mejorando el acceso a internet. “Finalmente y felizmente, se instaló internet en todas las escuelas rurales. A lo mejor no tiene la velocidad de internet que desearíamos, pero es un primer paso”, sentenció.

Y el tercer punto que puso la lupa fue la conexión de la luz por paneles solares que “no es por ahí suficiente porque para conectar internet, a veces no alcanza”.

“Pero la realidad es que todo esto viene compensado en alguna medida por la maravilla de los docentes. Nosotros siempre los ponemos realmente muy en valor porque tienen una vocación especial”, definió con gran satisfacción en su rostro.

«Acá (por la escuela) se respira aire puro. Están cerca de la naturaleza. Llos chicos tienen una sensibilidad extraordinaria. Porque perciben, sienten y piensan y tienen el corazoncito muy sensibilizado», cerró Torassa.

Publicado el 9/9/2022

Por Clarin