Agroindustria, construcción, autos, motos, electrodomésticos y lo relacionado con pagos electrónicos apuntan a crecer este año. En consumo masivo las previsiones son modestas.
La recuperación económica y las reformas en marcha modificarán el curso de varios mercados y negocios. “El impacto en los diferentes sectores de la reconfiguración macro y de esas reformas estructurales continuará signado por laheterogeneidad”, resumió Dante Sica, de la consultora Abeceb. Esa disparidad se refleja en los pronósticos. Analistas, economistas, empresarios y ejecutivos coinciden en que agroindustria, autos, construcción, motos y electrodomésticos, entre otros, se perfilan para brillar en 2018, incluso marcando récords. La contracara es el estancamiento o leve suba prevista para el consumo de productos básicos (1%), como alimentos y bebidas, una tendencia que llegó para quedarse.
Soledad Pérez Duhalde, gerente de Análisis Económico de Abeceb, señala que “el campo es uno de los motores que impulsará la economía”. Y sostiene que la reactivación de Brasil “traccionará las exportaciones y la producción automotriz de la Argentina, que venían extremadamente planchadas por la crisis”. Para la industria automotriz, la demanda brasileña es clave. “Cada punto del PBI representa el 10% de la producción local de autos”, grafica Pérez Duhalde. La economía del principal socio del Mercosur crecería este año entre 2,4 y 2,7%, según las proyecciones de consultoras privadas.
“La demanda de coches en Brasil, incluyendo los de la Argentina, se recuperaría en niveles que no se veían desde hace 4 años”, dice Marcelo Elizondo, director de DNI. Todo en un contexto de un crecimiento de la economía y el comercio mundial (entre 3,5 y 4%), lo que explicaría un alza en las exportaciones argentinas para este año del 5%, señala Elizondo, pero aclara: “No es un boom”. Esta buena noticia contrasta con un aumento de las importaciones argentinas, que crecerían 10% en 2018, como consecuencia de la mayor actividad en el país, que demanda insumos y bienes para mantener la producción.
El rojo comercial (la diferencia entre lo que la Argentina vende al exterior y lo que compra) es de US$8.550 millones y se ensancharía más este año por la reactivación fabril. “Los bienes de consumo (indumentaria, electrónicos, muebles, entre otros) representan apenas el 13% del total de importaciones”, dice Elizondo.
Las fábricas para funcionar requieren de insumos y máquinas que no se producen en el país. Según el Indec, el uso de la capacidad instalada en la industria ya roza el 70%, el más alto de los últimos dos años. El alza es liderada por sectores como la construcción, energía (desarrollo de Vaca Muerta) y la agroindustria. De hecho, la siderurgia lidera el ranking, con el 83,1% del potencial de las plantas en uso. Eso tiene vinculación con la mayor demanda de la construcción, maquinaria agrícola, el desarrollo energético y la producción de electrodomésticos. En el otro extremo es la industria automotriz, que usan apenas el 55% de su capacidad.
Muchos sectores están vinculados entre sí. Y la industria local recibe estímulos del exterior. En este sentido, Elizondo subraya que la mejora en la economía global y de Brasil en particular beneficia a los negocios vinculados con el comercio exterior, como el agro. “Hay cosecha récord para la temporada 2017/2018, por varios motivos, entre ellos la baja en las retenciones para la soja y una mejora relativa en el tipo de cambio”, indica.
Por último, Elizondo destaca la reactivación de la construcción y la venta de propiedades, con un vuelco progresivo de la obra pública (“un amesetamiento») a las obras privadas. El principal estímulo es el boom de los créditos hipotecarios, cuyos efectos son retardados. “La construcción es una de las estrellitas. La actividad aumentó 12,8% el año pasado y proyectamos 9,1% para 2018”, dice Pérez Duhalde. Y añade que la venta de cemento y asfalto están en sus máximos históricos: “Es récord”.
El consumo en general, que representa el 70% de la economía en su conjunto, es un indicador clave para los analistas. En 2017, las consultoras indican que las ventas totales (autos, alimentos, propiedades, electrodomésticos y ropa, todo junto) crecieron 3% y proyectan un alza de entre 3 y 4% para este año. Fausto Spotorno, de Orlando Ferreres y Asociados, sostiene que hay una reconfiguración en la estructura de consumo. “Hace pocos años, la compra de una TV se financiaba en 50 cuotas, un plazo más lógico para adquirir bienes de otro valor, como un auto”, dice.
El entendido alude a las distorsiones producidas durante el kirchnerismo, entre ellas el cepo cambiario, las restricciones para importar y la alta inflación: “Había poco ahorro y gran parte de los ingresos se destinaba al consumo de ropa, electrodomésticos y gaseosas: todo estaba exacerbado”.
Spotorno entiende que en el actual contexto, el sistema financiero ofrece tasas de interés positivas, una alternativa al gasto inmediato. Desde otro costado, interpreta que la mayor oferta del crédito impulsó la demanda de vehículos, que el año pasado superó las 900.000 unidades y los concesionarios se ilusionan incluso con la posibilidad de alcanzar el récord de un millón en 2018. “Antes había financiación para la compra de autos, pero no para todos”, dijo el economista.
El consumo de artículos masivos (alimentos, bebidas, tocador y limpieza) tiene pronóstico reservado. Tras caer abruptamente 4% en 2016, la venta de productos básicos cayó levemente en 2017 y las proyecciones indican una muy suave recuperación este año. “En 2018 esperamos un crecimiento muy leve, en torno al 1%, lo cual es la nueva norma”, introduce Juan Manuel Primbas, director de Kantar Worldpanel. Este experto remarca que hay dos realidades, según el lugar de la pirámide social: “En los hogares de mayores recursos, hay otras prioridades y se fijan otros gastos, como bienes durables”. En el otro extremo, “hay una pérdida del poder adquisitivo por la inflación, cambio en las jubilaciones y ajustes en las tarifas del transporte”, sentencia.
Facundo Aragón, de Nielsen, también proyecta un año de estancamiento o una suba moderada del 2%. “Todo atado a variables que pueden impactar en los niveles de consumo, como quita de subsidios”, dice. Los especialistas creen que el ADN cambió, que la conducta de las personas frente a las góndolas ya no tiene retroceso y que esto ocurre a nivel mundial.
“En términos generales, la gente gasta menos y el que tiene un excedente no se vuelca al consumo masivo sino que lo destina a viajes, autos o electrodomésticos”, dice Aragón. Y añade que la recesión y el ajuste en el bolsillo dejó aprendizajes: “El que hizo recortes le resulta difícil volver a comprar. Y la plata que sobra se utiliza para otras cosas”. Spotorno coincide: “Hay un vuelco de los bienes masivos a los durables y se reestructuró la distribución del consumo a lo largo del año”, sentencia.
A pedido del Económico,empresarios, analistas sectoriales y altos ejecutivos identificaron cuáles son los negocios y mercados que mejor se perfilan para 2018, entre ellos agroindustria, autos, motos, construcción, electrodomésticos y el auge de los pagos electrónicos instantáneos.
En 2017, pese a las inundaciones que afectaron unas 5,6 millones hectáreas en la zona central del país en el cierre de la campaña 2016/17, la cosecha de granos alcanzó las 136,6 millones de toneladas, un récord que implica un aumento del 9,3%, de acuerdo a un informe de la consultora Estimaciones Económicas Sectoriales (IES). Más allá de la recuperación productiva del sector, las exportaciones registraron caídas del 5,5% en valores y del 4,5% en volumen.
Para el ciclo en curso (campaña 2017/18), el Gobierno estima un nuevo récord, con una cosecha de 137,9 millones de toneladas. Otro hito de volumen productivo, si se tiene en cuenta las dificultades de las inundaciones del año pasado y las sequías actuales que afectan al sector. “Las estímulos para alcanzar una cosecha récord está, pero está el obstáculo del clima”, interpreta Spotorno.
Elizondo, de DNI, resalta el derrame del campo hacia otros rubros. “Los principales clientes de los bancos son las cerealeras”, puntualiza el economista. Y agrega: “El agro genera externalidades y le da impulso a la maquinaria, agroquímicos, servicios profesionales y la industria automotriz, entre otras”. De hecho, las fábricas de autos prevén una recuperación en el nivel productivo, precisamente por el aumento en la demanda de pick ups, su especialidad.
Soledad Pérez Duhalde, de Abeceb, coincide en que el boom del campo impacta en el volumen productivo de las automotrices, pero remarca la alta dependencia de las autopartes importadas de la industria local. Sin embargo, la economista cree eso puede cambiar en el corto y mediano plazo: “Esperamos el desembarco en la Argentina de nuevos jugadores (autopartistas) que pueden aumentar el nivel de integración local, en sintonía con las aspiraciones del Gobierno”, anticipa, pero sin dar nombres.
La realidad de los concesionarios y las terminales automotrices presenta dos caras. Por un lado, en 2017 se patentaron 900.942 unidades, lo que representa un aumento del 26,9% en comparación con el año anterior, según indica un informe de la ACARA, la cámara de los concesionarios. Por su parte, ADEFA informó que cerraron el año con 472.158 unidades producidas, un volumen casi idéntico a 2016. Las dos cifras reflejan que el mercado interno es abastecido desde Brasil, que envía principalmente los modelos de baja y media gama.
Es el caso de Volkswagen, que importa los modelos Gol, Fox y Up y exporta a Brasil las Amarok que fabrica en su planta de Pacheco. La ventas de autos el año pasado sorprendió al sector. “A principios de año, estimábamos un mercado de 800.000 unidades y se superó porque la apertura de las importaciones permitió a las marcas traer una gran variedad de modelos”, explica Angie Stelzer, directora de Asuntos Corporativos de Volkswagen. La ejecutiva, además, resalta que la baja de precios: “Hubo más promociones y bonificaciones y opciones de financiamiento”.
En materia de patentamientos, los concesionarios creen que es posible superar el récord de 970.000 unidades vendidas en 2013. “El piso es 950.000, pero es posible alcanzar el millón si es que se dan ciertas condiciones”, dijo un vocero del sector. En este sentido, los fabricantes son más cautos. “No estamos lejos: hay más estabilidad en la economía, están los créditos UVA y hay mucha financiación directa de las marcas”, opina Marcelo Klappenbach, un alto ejecutivo de Nissan.
ADEFA proyecta un incremento de la producción este año, de entre 10 y 15%. Ese volumen, igual, no compensaría el desequilibrio en el intercambio comercial con Brasil, pero “la recuperación de Brasil es clave para todos”, dice Klappenbach.
Con 687.966 unidades patentadas, las motos crecieron 44,6% el año pasado, en paralelo con la mayor disponibilidad de crédito y una oferta más variada de modelos y marcas. Al igual que los autos, en el sector proyectan un 2018 con la posibilidad de superar el récord de 2013: 712.337 patentamientos. Sin embargo, los concesionarios manifiestan malestar por la decisión del Gobierno de modificar el régimen de impuestos internos. De este modo, las unidades $140.000 para arriba, pasarán de tributar 11,3% a 20%, liberando al resto.
Gustavo Bassi, titular de la división Motos de la ACARA, interpreta que esto impacta en el 10% del mercado total, considerado el más rentable para las concesionarias. “Planteamos al Gobierno que la suba a ese nicho puede afectar la demanda, pero no nos escucharon”, dijo el directivo. De todos modos, Bassi prevé “un alza en la demanda para este año”.
Las escrituras en Capital en 2017 totalizaron 55.609 casos, lo que representa un crecimiento interanual del 50,80%. “Pero noviembre, con 6.757 escrituras, se posiciona como el mejor mes de los últimos 10 años, hecho que verifica que las cifras siguen mejorando mes a mes”, señala Germán Gómez Picasso, analista de la consultora Reporte Inmobiliario. En el mismo periodo, en Provincia de Buenos Aires se concretaron 107.824 escrituras de compraventa, un 24,75% más que el mismo lapso de 2016.
“Tanto para la Ciudad como a nivel provincial, el porcentaje de operaciones con créditos hipotecarios ya superan el 30%, niveles que no se veían desde los años 90”, remarca el experto, y añade: “Los bancos otorgaron solo en diciembre $14.287 millones en hipotecas, ubicándose diciembre pasado como récord absoluto”.
El boom de las hipotecas modificó sustancialmente toda la cadena de valor vinculada a la industria del ladrillo. La construcción privada, dicen los analistas, apuntan al cliente final y no a los inversores. Y este año se espera una mayor ofertas de viviendas nuevas, que compensaría el amesetamiento de la obra pública. “La realidad es que hoy existen dos mercados, el “apto crédito” y los inmuebles que no califican para un crédito hipotecario”, grafica Gómez Picasso, aludiendo a la suba de precios (en dólares) de las propiedades .
Por el lado de la demanda, las expectativas generales son positivas: en 2017, las ventas promedio aumentaron entre 10 y 12% y prevén una suba similar para el año que viene, con el impulso de categorías clave, televisores (recambio tecnológico por el efecto Mundial), celulares, computadoras y productos de la línea blanca, principalmente heladeras, cocinas y lavarropas.
Este último segmento es favorecido por el auge de la construcción y las ventas inmobiliarias, coinciden las fuentes. “Una mudanza ofrece la oportunidad para la renovación del equipamiento hogareño y es el segmento que tiene mejores perspectivas para el año próximo”, decía días atrás Luis Galli, CEO del grupo fueguino Newsan.
Agustín Roberi, gerente de Marketing de la cordobesa Alladio (que fabrica para sus marcas Drean, Aurora y Patriot, y también para terceros), pronostica un crecimiento para el segmento de entre 8 y 10%. “El mercado está tecnológicamente retrasado por las dificultades para importar de los últimos años”, dijo. El alto ejecutivo coincide en que la reactivación inmobiliaria está impulsando al sector. “Hay una fuerte correlación entre la construcción y la venta de electrodomésticos. Esperamos una demanda superior al año pasado, que fue de muy bueno a excelente”, interpretó.
El despegue incipiente de las transferencias electrónicas es propiciada por las más altas autoridades del Banco Central. A través de distintas resoluciones, la entidad viene impulsando el uso del pago por vías digitales comos sustituto del efectivo, mucho más costoso y difícil de controlar.
Desde 2016, inicialmente, se determinó que gran parte de las transferencias electrónicas no tendrían costo: el PEI(Pago Electrónico Inmediato). Jorge Larravide, gerente Comercial de Red Link, recuerda que así proliferaron los pagos móviles (con celular), las billeteras digitales y los botones de pago.
“Para un comercio o un profesional, las acreditaciones de dinero pasaron a ser online contra las 72 horas que demoraban antes”, señala el ejecutivo. Este año, por otro lado, hubo modificaciones sustanciales que impulsan la movida: el Debin (Débito inmediato) y se habilitaron empresas extrabancarias a la operatoria, como Pago Facil y Rapi Pago. Larravide anticipa que en 2018 podría llegar la masividad del sistema: “Varias cadenas de retail están implementando sus sistemas para cobrar electrónicamente, sustituyendo el uso de tarjetas de crédito y débito. En 2017, el sistema maduró y 2018 será el año del salto”.
Publicado en iEco Clarín el 14/01/2018