Una hoja de ruta para la inseminación artificial a tiempo fijo

La cría vacuna se modernizó en varios sentidos y absorbió nuevas técnicas en los últimos años. Una de las que puede generar más impacto productivo y económico es la inseminación artificial a tiempo fijo (IATF), que permite mejorar los índices reproductivos de los vientres y la calidad genética de los terneros destetados.

Miguel Riso, técnico del INTA, define a la IATF como “una técnica que, mediante la utilización de hormonas, permite sincronizar los celos y las ovulaciones de los vientres, con lo cual se puede inseminar gran cantidad de animales en un período corto de tiempo”.

Con esta herramienta se suprime la labor de detección de celo, que constituye un factor de error, se reduce el tiempo de inseminación, aumenta la proporción de vacas que paren temprano y resulta más fácil la atención de los partos, que se concentran en un periodo breve.

El control del ciclo de la vaca se consigue aplicando un tratamiento basado en hormonas que la hembra produce naturalmente, básicamente estradiol y progesterona, de tal manera que se sincroniza el día y la hora de la ovulación de todos los vientres tratados. Esto permite inseminar a un tiempo fijo todas las vacas y lograr índices de preñez similares a los de un celo natural.

Recaudos

Algunos productores tienen poco conocimiento de la IATF y temores de pasar del servicio convencional con toros, desarrollado durante muchos años, a esquemas que permitan alcanzar nuevos techos productivos.

Ricardo Seguí, un veterinario de Ayacucho que atiende con su grupo de trabajo 30.000 vacas de cría en la cuenca del Salado, 9000 de las cuales ya están bajo este sistema, aleja esas aprensiones. “La inseminación artificial a tiempo fijo se puede instrumentar de un año para otro con buenos resultados, si se toman los debidos recaudos”, aclara.

Con la IATF se puede acceder a genética mejoradora
Con la IATF se puede acceder a genética mejoradora

Primero, se necesita contar con personal idóneo y motivado, con buen manejo de la hacienda. Segundo, instalaciones en condiciones adecuadas (corrales, manga, cepo, trancas, etc.)

En cuanto a los requisitos de la hacienda en sí, se debe asegurar una satisfactoria condición corporal de las vacas al momento del parto, porque ese factor determina el momento del primer celo posterior. “Satisfactoria condición corporal no debe ser sinónimo de vaca gorda, sino en buen estado. En la clasificación que va de 1 a 5, es necesario contar con 3-3,5. Así, con buena condición corporal, a los 45–50 días después del parto se puede implementar la IATF”, abunda Seguí.

Si las vacas tuvieran una condición corporal menor – por ejemplo 2 ó 2,5- también se puede instrumentar la inseminación, pero si se asegura una alimentación posterior que permita estar en ganancia de peso. Si ese proceso no ocurre, la tasa de preñez se verá comprometida.

En la práctica, en rodeos de vacas adultas con servicio de tres meses, la IATF se puede organizar en tercios, separando el rodeo en “cabeza” (paren durante los primeros 30 días); “cuerpo” (de 31 a 60) y “cola” (paren en los últimos 30 días). En vaquillonas no hace falta esta clasificación porque normalmente llegan al servicio con buena actividad ovárica.

Beneficios

En rodeos en buen estado nutricional, la posibilidad de inseminar parte o todo el rodeo en una fecha predeterminada permite alcanzar altos índices de preñez y simplificar la atención de la parición.

La IATF también permite acceder a genética mejoradora del rodeo en forma rápida, mediante el uso de semen de toros de alta performance, que impactan favorablemente sobre los índices productivos. La técnica permite ingresar al campo con paquetes genéticos “de punta” y fijar un rumbo muy rápidamente.

Primero, se necesita contar con personal idóneo y motivado, con buen manejo de la hacienda. Segundo, instalaciones en condiciones adecuadas (corrales, manga, cepo, trancas, etc.)

Naturalmente, la decisión de qué genética elegir de un catálogo de un centro de inseminación tiene que ver con la producción forrajera del campo, con su sistema productivo, con el destino de la producción (terneros para venta al destete, recría o ciclo completo) y con el grado de complejidad que admite el criador, entre otros factores.

Sin embargo, más allá de cada situación particular, hay atributos genéticos que hay que privilegiar en rodeos de cría. Por ejemplo, si se considera un campo de la Cuenca del Salado hay registros numéricos que conviene considerar.

Seguí le da mucha importancia a la fertilidad y a un peso adulto moderado de las vacas para campos de la zona deprimida de la provincia de Buenos Aires. “En la mayoría de las condiciones de producción nacionales, las vacas de cría están alimentadas todo el año a pasto, con el que deben cubrir todos sus requerimientos, más algún suplemento de heno o silaje en el mejor de los casos. Por lo tanto, en general, son convenientes vacas de tamaño moderado, fáciles de mantener”, recomienda.

Otro parámetro por tener en cuenta es la producción de leche, un carácter con el que hay que tener cuidado porque va ligado a una mayor demanda de energía. Si el sistema productivo no está preparado para cubrir los requerimientos de una vaca muy lechera, perderá condición corporal y verá comprometida su futura preñez.

Más allá de estos parámetros predecibles mediante las Diferencias Esperadas entre Progenies (DEP), resalta la importancia de la corrección estructural del reproductor, desde la cabeza hasta las pezuñas. “Es conveniente ver los toros en vivo, además de las ilustraciones de los catálogos, porque puede haber deficiencias poco perceptibles en una foto, como malas pezuñas, aplomos incorrectos, problemas de temperamento, etc., que se trasmitirán a descendencia y crearán un problema donde no lo había”, advierte. Entre otros caracteres, la corrección estructural exige revisar el tamaño, los aplomos, los genitales, la profundidad, el ancho, la musculatura carnicera y la calidad racial del reproductor por incorporar en cada rodeo.

Por su parte, Santiago Debernardi, asesor genético y gerente comercial de Select Sires & Juan Debernardi, dice que “la inseminación artificial a tiempo fijo en rodeos comerciales genera muchas ventajas, por lo cual viene creciendo exponencialmente en los últimos años”.

Los beneficios se pueden clasificar en dos grandes grupos. Por un lado, puede mejorar el manejo reproductivo y el ordenamiento del rodeo. Por otro, da la posibilidad de hacer un aporte genético mejorador. Ambos impactan en la rentabilidad de la cría.

Las ventajas para el manejo del rodeo son las siguientes: “con un shock hormonal se pueden activar las vacas que no entran en celo por nutrición insuficiente luego del parto. Así, con la colocación de los dispositivos intravaginales se adelanta la próxima preñez para tener mucho más “cabeza” de parición. Además, con la inseminación se puede tener partos en un período más corto de tiempo, concentrados, lo que facilita una alimentación eficiente de las vacas y las vacunaciones preparto”, argumenta Debernardi.

Hay genética para sacar terneros con más kilos al destete
Hay genética para sacar terneros con más kilos al destete

La contribución al ordenamiento del rodeo se va concretando en las etapas previas. “La puesta en marcha de la inseminación artificial exige varios pasos anteriores que se van haciendo durante todo el año para poder llegar en buenas condiciones al momento de la inseminación. Estos pasos son una cadena forrajera bien armada para que las vacas estén comiendo bien después del parto, su ubicación cercana a la manga, la organización de los cortes de parición, entre otros recaudos”, enumera el empresario.

Por otro lado, la IATF da la posibilidad de introducir genes de animales probados en el rodeo y hacer un aporte genético mejorador. El asesor genético y gerente comercial de la empresa explica que “desde el momento que se pudo conservar el semen congelado para ser usado después, se generó la oportunidad de probar los reproductores antes de usarlos”.

Con esa técnica “se puede conocer de antemano el aporte de un toro en el peso al nacer de un ternero, en su peso al destete o en su peso al año. Con esas mediciones, se puede encontrar cuál es el que trasmite mejor, a su descendencia, esos caracteres, para luego extraerle semen y masificarlo”, añade Debernardi. Con esta metodología se están midiendo caracteres como habilidad materna, velocidad y facilidad de engorde, y eficiencia de conversión de alimento en carne, entre otras. Toda esta es la información genética que tienen los reproductores que se pueden incorporar a rodeos comerciales.

Particularmente, para un campo en la cuenca del Salado, que generalmente vende sus terneros al destete, el asesor genético dice que la inseminación artificial permite incorporar genética maternal. Este concepto se traduce en usar semen de toros que producen vacas más longevas, que se preñen fácilmente, dóciles y de alta eficiencia de conversión de pasto en carne, para poder sobrevivir en años buenos y malos adaptándose a periodos de restricción alimenticia.

“Hoy hay genética que reúne estas características y permite producir terneros con 30 kilos más al destete en el mismo ambiente y con los mismos recursos forrajeros de la cuenca, mediante la inseminación artificial a tiempo fijo”, concluye Debernardi.

Publicado el 7/2/2022

Por La Nación